El mundo de las figuras de acción coleccionables está lleno de personajes de películas, juegos, literatura y cultura pop que son maravillosamente detallados, basándose principalmente en prototipos tallados a mano. Pero lo que mucha gente no sabe es la manera en que este increíble universo emergió. Para averiguarlo, tenemos que hacer un pequeño viaje al pasado, un viaje nostálgico que nos traslada hasta el año 1822, cuando se creó el concepto de diorama.
La historia de objetos de colección se inicia en el siglo XIX, con la creación de dioramas por el pintor, escenógrafo, físico e inventor francés Louis Daguerre. A diferencia de las maquetas, los dioramas respetan fielmente las escalas, que puede ser desde 1:1 (tamaño real), y utilizaban numerosos muñecos fielmente diseñados para representar una escena específica de la historia.
Sobre una base elevada en relieve y un fondo que amplía la ilusión de profundidad, a través de una pintura realista o de una fotografía, esas figuras de plomo eran colocadas componiendo un escenario artístico que retrataba momentos históricos, escenas de guerras y numerosos acontecimientos importantes que quedaban imprimidos en museos de historia.
Debido a su realismo y encantamiento que produce en las personas, estas figuritas de plomo fueron dejando los escenarios realistas en miniatura para convertirse en un juego de niños y adultos.
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